domingo, 16 de octubre de 2011

Cambio global

27M. Madrid, 2011


En la puerta del Sol se reunieron el quince de mayo y varios días posteriores numerosas personas, ciudadanos de Madrid en su gran mayoría, para a través de la propia aglomeración y de mensajes críticos con el actual mecanismo financiero que gobierna el devenir de España y en general del mundo que llamamos desarrollado, gritar al viento su hartazgo.
Estos mensajes críticos se extendían también a la esfera política, aprovechando el tirón mediático provocado por las elecciones locales que estaban a punto de llevarse a cabo, aunque distanciándose claramente de todos los partidos políticos en liza. 
Sin embargo estoy convencido de que la cuestión política fue magnificada debido a la situación electoral, y alejó al "público" en general de lo que era la idea más poderosa que manaba de ese movimiento social: la idea de que los grandes inversores, los bancos, las instituciones internacionales del dinero y sus agencias, y en definitiva el sistema financiero - los "mercados"-, gobiernan con mano dura en los países del primer mundo, en lugar de hacerlo sus respectivos gobiernos electos; y que su mandato está siendo devastador para los eslabones más débiles del sistema económico: países con menos PIB, empresas más pequeñas, personas, al fin y al cabo. Y la idea de que por tanto hay que, en nombre de la civilización y de los derechos humanos, cambiar este gobierno.


Acabar con el gobierno de los mercados. Abolir una dictadura que no tiene dictador, pero tiene millones de súbditos.


En la puerta del Sol se reunieron el quince de octubre numerosas personas, ciudadanos de Madrid en su mayoría, para gritar de nuevo al viento ese mismo mensaje. Pero también el quince de octubre se reunieron en Barcelona muchas personas, enlazadas por esa idea. Y el quince de octubre hubo grandes reuniones de personas en Fráncfort, en Londres y en Bruselas, armadas todas ellas con la misma idea. Y, no por casualidad, muchas personas se reunían ese mismo día en Roma, Atenas, Buenos Aires, Sao Paulo, Nueva York, Sydney. En 951 ciudades de 92 países, según El País.


La idea está en la calle. Ahora esa idea ya no vive en la cabeza de cada uno, ahora ya no nace y muere entre cervezas un jueves por la tarde. Ahora ya no es una pequeña sensación individual de injusticia dentro de cada persona. No, ahora es una idea enorme en la garganta de miles que se manifiestan, y en el alma de millones que asienten. El cambio es necesario, y el cambio es global.

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