domingo, 20 de mayo de 2012

El sentido de la vida

Mirar caer la lluvia tiene una consecuencia parecida a la del mar cuando lo observas. Te pone a pensar. Si pensara, por poner un ejemplo, en el sentido de la vida, se me vendrían a la cabeza dos cosas. Una la tronchante y peculiar película de Monthy Pyton, y la otra, un misterio insondable.

El sentido de la vida...Cabría ponerse a pensar mirando la lluvia que la vida no tiene ningún sentido, que los seres que tienen vida repiten un ciclo una y otra vez desde el principio de los tiempos: nacen, crecen, normalmente se reproducen, e inevitablemente mueren. Y los seres humanos son unos seres vivos con el mismo origen que los demás. ¿Tiene sentido la vida de un gorrión?¿Tiene un sentido la vida de una margarita en el campo?¿Tiene sentido la vida de un humano en una ciudad? ¿O únicamente son seres que la química y la física hacen aparecer, crecer y luego desaparecer, sin más? ¿El hecho de que el hombre haya llegado a un nivel de inteligencia infinitamente superior al de los demás seres hace de por sí que aquel tenga una naturaleza diferente a la de éstos?

Las respuestas pueden perfectamente ser que no. Que la vida no tiene ningún sentido específico o especial, más allá de alargarse lo que pueda. El humano queda huérfano de explicación, puesto que el humano no puede aceptar su existencia solo por que sí, y en ese momento la cuestión se resume a la capacidad de cada individuo de crear un sentido para su vida, de decidir qué es lo que va a explicar su presencia en el planeta.

Llegado este punto, la mayor parte opta por una solución rápida y competitiva: un ser superior, extracorpóreo e invisible, se ha encargado de poner todo donde está. De ahí nuestra presencia. Según la parte del mundo en que el individuo haya nacido, le dará distinto nombre, una forma de representación diferente, o incluso lo convertirá en varios seres superiores organizados, pero la solución es la misma. (Se podría apuntar aquí que ésta solución era la misma que pensaron los primeros humanos ya miles de años atrás).

Muchos otros se quedan con lo básico, el luchar por sobrevivir y perpetuar la especie es de por sí el sentido de nuestra existencia, y no hay que por qué darle más vueltas. Me parece justo, una solución simple y de poco quebradero de cabeza. Por otro lado, una vida extraterrestre más evolucionada que nos vigila puede ser otra solución, algo más complicada, pero que convenza a unos cuantos.

Para mí el misterio sigue ahí, y no se por qué, pero no me vale utilizar una de esas explicaciones simples que han venido dando paz a tantas generaciones anteriores. Supongo que de momento vale, como dijo Descartes, con estar buscando la solución...¿o no?


El sentido de la vida puede ser comer, como piensa el señor Creosota en la peli de Monty Phyton



domingo, 6 de mayo de 2012

Un equipo único

El club de baloncesto Estudiantes es uno de los fundadores de la liga española de baloncesto, un clásico que nunca ha dejado de estar en la élite, un equipo con sede en un colegio, un club sin recursos económicos que ha sobrevivido muchas veces gracias a los chavales de su cantera, del patio del colegio.


Hoy el Estudiantes ha bajado a segunda categoría por primera vez en su ya larga historia. Y sus aficionados, encabezados por la inimitable Demencia, lo han despedido de la cancha entre aplausos y gritos de "¡Estu-diantes!", "Somos un equipo de patio de colegio", y un lema que pocos podrían hacer suyo sin que dejase de ser cierto: "el Estudiantes somos nosotros".


Eso es, esa es la razón por la que el Estudiantes podrá jugar en segunda, o en tercera, y sin embargo será siempre un clásico, un equipo de la élite, un equipo al que se puede querer. La filosofía de jugar, perder, o ganar, desde el placer puro y simple de la diversión a través del baloncesto. Somos el primer equipo de Madrid.


Parte de la Demencia en las gradas de Vistalegre